miércoles, 5 de septiembre de 2012

Y soy eterna.

He vuelto a nacer otra vez.
Lo sé porque mis ojos escupen preguntas
y lloro con el ímpetu que llora el alma
a todo pulmón y sin vergüenza.
Y llevo en mis pulmones el peso del desconcierto
el olor a sangre ahumada
la humedad que he regalado a ciertas servilletas
para llenarles la vida y de paso ir reduciendo los recuerdos.

Recuerdo mi primer nacimiento,
y me da nostalgia...
me da nostalgia porque en ese entonces tenía un disfraz de gitana,
pesaba menos de 30 libras y mis dos dientecitos iluminaban el mundo.
Qué dulce fue ignorar que hasta lo más dulce puede ser desgarrador.
 
Y sigo renaciendo, porque es triste.
Porque en la cúspide de la tristeza encuentro la felicidad y viceversa,
y todo se vuelve tan confuso 
de tanto renacer perdí la cuenta
y ya no sé si tengo el pecho atiborrado de la congoja más sublime 
o la felicidad más ruin.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo sigo renaciendo cuando te leo. Estaré esperando tus tristezas, mis felicidades.

Josseiris Cuevas dijo...

Y sigo renaciendo, porque es triste.
Un placer, saludos.