lunes, 14 de octubre de 2013

Mi penúltima risa.

Me pongo la esperanza por debajo de la ropa
para que sigas dejando olas en mis caderas.
Aquí, donde el humo se vuelve carne
y las palabras mueren
con la intención de renacer tras dos botellas de vino.
Este vértigo se llama juventud
y no perdona.
Todo el tiempo tengo ganas
de tirar el olvido a la basura,
de entregarte la verdad
en cada bocanada que exhalo en tu cara.

He guardado tanto silencio
que tengo el corazón a media asta.

No hay comentarios: