martes, 5 de junio de 2012

Donde nace el desconcierto

Hay verdades que vierten ginebra en el alma,
y te hacen escuchar el roce de culpas continuas,
de bocas cerradas, de piernas abiertas,
de amor y venganza, de aquella certeza 
de saberse inexistente en un futuro que se perdió entre los atajos.

Y hay un punto en el que olvidas la intención original de las palabras,
el arroz con leche, el chocolate ahumado, la pasión primera,
la inocencia, el primer cigarrillo, el último poema,
la primera canción que te hizo trizas,
el primer maratón de besos muertos.

Y nace en ti ese desconcierto, eso que humilla,
esa falta de tacto, lo insensato de no reconocer qué es lo que buscas,
si andas jugando a aprender... o aprendiendo a jugar.