lunes, 13 de julio de 2015

No hay más que esto.

La primavera sabe que nadie la quiere
me llena los senos de árboles y nostalgias
que se cubren las caras con burkas,
nostalgias que no saben de sol
ni atardeceres.

Convierte mis manos en muros
construidos con las cosas que se callan,
como si supiera que no existe un lugar para olvidar,
como si fuera cómplice del llanto
y las sonrisas negociadas. 

La primavera me llena la cara de besos 
que bailan borrachos
y abren agujeros en mi cordura.
Besos que van a la guerra
y traen una ilusión en cada herida.

La primavera sabe
que no hay Dios que exista
que no hay esperanzas
que no hay más que esto.

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